Arce ya se despide del poder, elude la autocrítica, destaca los hitos de su gobierno y reivindica el ‘proceso de cambio’

Bolivians celebrate Plurinational State Day, in La Paz

Bolivian President Luis Arce participates in the ancestral offering in commemoration of the Plurinational State Day, in La Paz, Bolivia January 22, 2025. REUTERS/Claudia Morales

El presidente Luis Arce embanderó su discurso por el Bicentenario de Bolivia con su proyecto de industrialización y eludió la autocrítica respecto a los resultados de su gestión que llevaron a cuestionar la continuidad del modelo económico.

En ese contexto, revalidó la vigencia del ‘proceso de cambio’, el proyecto político del MAS.

En su última participación en los actos oficiales por la fundación de Bolivia, Arce priorizó la defensa de su modelo económico con una narrativa que buscó conectar los 200 años de historia nacional con el proyecto que el MAS impulsa desde 2006 sobre la base del movimiento popular.

Ante legisladores y representantes internacionales, el Jefe de Estado evitó toda alusión a la crisis institucional que enfrenta el país, dejando fuera de su intervención las demandas del Órgano Judicial, que celebró un acto paralelo a escasas cuadras del evento central.

Desde la histórica Casa de la Libertad en Sucre, símbolo de la independencia boliviana, Arce se presentó como el heredero y continuador de una lucha histórica por la soberanía y el control de los recursos naturales. En su intervención, hizo un recorrido por los principales hitos económicos del país desde 1825, con una lectura profundamente ideológica que condenó el colonialismo, la acumulación originaria de capital, la explotación por parte de potencias extranjeras y la lógica empresarial liberal.

En esa línea, reivindicó los principios de la economía plural, la nacionalización de los hidrocarburos en 2006, el control estatal sobre los recursos estratégicos y el impulso a la industrialización como políticas esenciales para la consolidación de una Bolivia independiente en lo económico.

“Hemos avanzado en la industrialización con sustitución de importaciones. Este es el camino correcto”, dijo en tono enfático tras mencionar al expresidente Evo Morales.

Arce llegó a la histórica celebración en medio de un proceso electoral complejo que proyecta un cambio de ciclo económico y con una fuerte división en el MAS, el partido con el que gobernó Morales, el líder cocalero que está refugiado en el trópico de Cochabamba frente a las disposiciones judiciales que ordenaron su aprehensión en el contexto de un caso por trata y estupro.

Balances

No obstante, en su alocución no hubo espacio para las dificultades que enfrenta su administración. El mandatario mencionó levemente la escasez de combustibles, el desabastecimiento de dólares, el aumento del déficit fiscal y la caída en las reservas internacionales como parte de las “dificultades” atribuidas a factores externos.

Eso sí, no se refirió a la creciente informalidad laboral ni a la pérdida de confianza de varios sectores productivos en las políticas económicas del Estado. El silencio fue aún más evidente en lo referido a las consecuencias de los subsidios a los carburantes, que hoy superan los 1.000 millones de bolivianos, una cifra similar al presupuesto judicial proyectado para 2025.

Arce también evitó mencionar los problemas institucionales del país. No aludió a la prórroga de magistrados ni a las críticas sobre la injerencia política en el sistema judicial. A pocos metros de la Casa de la Libertad, en el Palacio de Justicia de Sucre, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Rómer Saucedo, encabezaba un acto paralelo en el que denunció la exclusión del Órgano Judicial de los festejos oficiales. Saucedo estuvo junto al fiscal general Roger Mariaca.

Saucedo reclamó independencia para la justicia, denunció presiones políticas y convocó a los ocho candidatos presidenciales a un foro en Sucre para debatir propuestas que garanticen la renovación judicial y un mayor presupuesto para el sector. Arce no hizo mención a este hecho.

Viraje

El mandatario reivindicó la figura de Morales como un actor clave en los cambios estructurales impulsados desde 2006, aunque sin mencionar los conflictos internos que hoy dividen al partido de gobierno ni las recientes movilizaciones encabezadas por el caudillo cocalero para exigir su habilitación como candidato, en abierta contradicción con el fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional.

Arce aseguró que hay indicadores de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudc) que señalan a Bolivia como una de las naciones más seguras del planeta.

En el contexto de las movilizaciones de protesta promovidas por Evo Morales, en junio pasado fallecieron seis ciudadanos entre Llallagua (Potosí) y Cochabamba, cuatro de ellos policías a manos de francotiradores ligados al crimen organizado, según las investigaciones.

En ese contexto, la Policía estuvo ausente del trópico de Cochabamba durante más de un mes. Arce no mencionó estas tensiones e insistió en el valor de las luchas sociales que forjaron al MAS a inicios de siglo entorno a la defensa de los recursos naturales, una realidad que para analistas y percepciones ideológicas distintas al oficialismo ahuyentaron a las inversiones.

EL DEBER

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